sábado, 31 de julio de 2010

ALINE, la actriz arruinada, proclama su desesperación como en un escenario, sobre la tumba que ha convertido en su nuevo hogar.
ALINE (BRINDANDO OTRA VEZ MUY DESCONTROLADA)
Eso es Madre Coraje, debí seguir tu ejemplo.
Siempre fui una torpe negociante de mi trabajo. ¿Cómo se puede poner precio a un acto artístico?
Me daba pudor venderme y sentirme como una mercadería.
Habría sido mejor ser comerciante o una buena cocinera y no llenarme la cabeza de tantas ideas prestadas, versiones, interpretaciones y reinterpretaciones que no sirven para llenar el refrigerador.
Identidad… Profesión. ¿A quién servir? ¿A quién explotar? ¿Qué fe seguir?
Que no sea la fe, en mí.
Huyendo de la esclavitud de las ideas. De las mías, de las de otros.
¿Cómo ser? ¿Quien ser? Si ya soy.
Sacar de sus tumbas de papel, los pensamientos de otros, y apropiártelos.
Mejor eso para esos otros, que ser ignorado, desconocido, repudiado.
Mirando líneas negras que dibujan letras, palabras.
Buscar nuevas combinaciones. Significados, significaciones, en mi cerebro agotado. (SENTADA EN LA BANCA)
Como siempre hablé más de lo necesario. Me expuse torpemente.
Esa lengua incontinente mía me liquida. Siempre la garganta apretada, como un eterno lloro que oculto malamente tras mis labios sonrientes. (SE QUEDA COMO IDA)

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