Deseo como primer objetivo, la comunicación con el espectador, invitándole al ritual milenario, a la triada permanente e irremplazable hasta ahora. El fenómeno artístico que convierte un texto dramático teatral en teatro: Espacio –Actor –Espectador.
El espectador asiste a ser testigo y parte en este rito, el actor oficia y ritualiza significativamente la propuesta estética apropiándose del concepto otorgándole cuerpo, proyección, materialidad, vida.
Es este espacio y tiempo compartidos voluntariamente, el emplazamiento en donde ocurre el encuentro y develamiento, en donde se acoge la transformación, en una complicidad tácita de los participantes. En un intercambio de sensaciones, una realidad presente y única, irrepetible. Me interesa que el espectador se divierta, que se conmueva, se defienda o se identifique, y que se lleve lo experimentado en el cuerpo.
ESTILO
Es juego como goce lúdico, es símbolo como la representación figurativa de un concepto moral o intelectual y es fiesta, como evento de encuentro, diversión, regocijo.
Construye una mimesis teatral integrando estilos, creando representaciones que van desde la canción, lo coreográfico y musical, lo realista de cuarta pared, lo ritualista y lo performático. La música es un personaje más en el hecho teatral. Las canciones, las rutinas coreográficas comparten con el diálogo hablado un equilibrio en los conceptos dramáticos, sociales, morales y políticos que se quieren representar. Apoyan la emoción, producen distanciamiento al estilo brechtiano, ironizan y divierten. Se persigue un teatro musical popular, que en su estructura de espectáculo, se manifieste a través de medios perceptibles, verosímiles que sustenten autónomamente y en conjunto el impacto general de la obra. Los músicos en vivo complementan la interpretación y la representación, otorgándole otro elemento sensible con su presencia en escena. Las canciones son coherentes con el perfil psicológico del personaje o de la situación dramática que apoyan, por lo que poseen una independencia de estilos musicales que reflejan nuestra musicalidad latinoamericana: reggaeton, vals, ranchera, “chilean” blues, marcha, trote, y balada new age.
La música y la coreografía contribuyen a los desplazamientos y la construcción e implementación del espacio escenográfico.
Conclusión
El texto dramático teatral ya existe, también el deseo de proponer el rito teatral como un elemento que colabore a traspasar la experiencia, lo comprobado por generaciones ya desaparecidas o las en camino a desaparecer. Representar lo aprehendido, al cuerpo social que se renueva, emerge y se constituye en futuro, del cual las mujeres son el pilar básico. Vivir el Teatro y la Música como una instancia para recobrar el espíritu, para intentar encontrar el ser esencial que todos tenemos, en un ritual que nos reconcilie con lo misterioso y lo sagrado que parecemos haber abandonado. Que nos movilice a recuperar nuestra memoria golpeada y anestesiada en esta aceleración post moderna y light, que nos envuelve.
Para mí, este periodo ha sido terapéutico, sanador. He mirado mis heridas como cicatrices de sobre vivencia. Yo no morí en esa ocasión. Como ser humano de sexo femenino tuve el privilegio de reproducirme, a esas tres hijas les debía esta historia, para ellas puede constituir un fundado en el que se descubran cuando lo necesiten. Mi abuela y mi madre murieron prematuramente, pero aunque hubieran vivido más tiempo, no se habrían atrevido a abordar estos temas con la libertad que puedo hacerlo en este tiempo. Esa es la libertad que quiero defender y valorar.
En mi realidad contemporánea, en el proceso histórico y social que me ha correspondido conocer, en mi comprensión de la modernidad, de la post modernidad y esta aceleración que hace que “todo lo sólido se desvanezca en el aire” he ganado la libertad de Sísifo, estoy condenada al esfuerzo, a un trabajar al que debo darle sentido. Aunque deba morir, sé que esta porción de vida que me queda, la puedo hacer conciente de lo que me pasa. No puedo evitar rodar cuesta arriba la piedra, pero quiero hacerlo con alegría y productivamente convirtiendo el drama y la comedia de mi vida, en creación artística que se pueda compartir con otros.
FINALIZA LA PONENCIA CON LA OBERTURA
Escúchalas Trabajar (Reggeaton macabro)
La muerte y la vida nos acompañan por donde sea.
Ambas: incondicionales.
Tienen paciencia de piedra, de estatua. Nos dan tiempo.
Ríen, se emocionan, se enfurecen, se confunden, se confían.
Duermen en nuestra cama. Nos acompañan a la tarea, al baño, al comedor.
A la fiesta.
Se nos ponen cara a cara. De tanto verlas las ignoramos. Las eludimos.
Ambas son herméticas, inseparables, inexplicables.
Tan conocidas y desconocidas se comparten en un juego permanente,
mi biología.
Coquetean con el tiempo, imponderables.
A veces una se apresura y le gana a la otra.
Es un juego implacable, participamos sin pedirlo.
Escúchalas trabajar... trabajan…trabajan.
Son incansables: constructoras, mecánicas, ingenieras de mantenimiento.
Bordan, tejen, tejido perfecto y también imperfecto
ganando o perdiendo terreno. Reparan o destruyen células que nacen,
crecen, se pudren, se desintegran.
Cuando gana la muerte, la vida llora. Cuando llega la vida, todos celebran.
Con sonrisa irónica: la muerte espera.
Ya no se embalsama, ni se momifica, ni se acompaña con trastos domésticos.
¿Se sabe ya, que en ese viaje final todo sobra?
Vida y muerte confirman su vana ilusión.
Lo pensado, lo escrito, lo dicho, lo oído, lo vivido,
quedará en el aire y se esfumará, en el eterno circular del mundo
que nunca se detiene.
Fin.
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