sábado, 31 de julio de 2010

LA SECUESTRADA

LA SECUESTRADA
La secuestrada habla desde su propia muerte. De lo vivido antes de desaparecer. Es un decir coral en el que las tres mujeres hablan por ella, pero quieren ser las voces de las que no pudieron, ni podrán hacerlo.
Tiene el simbolismo y la ritualidad que sugiere la tragedia griega, con su intensidad y fatalismo.

LAURA
Podré describir con palabras ese miedo intolerable a estar desnuda. Trajinado y golpeado el pudor, por esos que parecen humanos y que ahora son mis enemigos sin rostro.
El dolor físico se fusiona con abuso moral, el desamparo, la vulnerabilidad absoluta.
El tiempo se hace interminable, la repetición de las preguntas, de las humillaciones, de los golpes. Tiemblas de frío, de miedo, te duele el hambre, la sed.
Y luego esa espera de no saber qué. En total soledad, con los ojos vendados, sentada en una silla de metal, con las manos atadas a la espalda.
El dolor del nervio ciático se hace insoportable.

DIGNA
Lloras en la oscuridad. Esperando a que alguien entre y te diga, que te puedes ir. Las horas son marcadas por las campanas que acompañan el sonido del martirio.
Pienso que esas campanas las he escuchado. Me aferro a su sonido amistoso.
Duermo y despierto en un sollozo que me asegura que no es una pesadilla.
Esto es verdad y me está pasando a mí. No es solo a mí. Los alaridos de dolor, los quejidos y los llantos que escucho, me lo comprueban.

LAURA, ALINE Y DIGNA

Tengo los parpados heridos.
La tela adhesiva y la sal de las lágrimas, maceraron mi piel y han hecho un pequeño agujero en la tela, entre la órbita y el lagrimal, que me permite mirar la oscuridad.
Una música estridente sobresalta el pensamiento aturdido. Se abre otra vez la puerta, se enciende una luz. Entran tres hombres.
Veo por los agujeritos; el piso de tabla pegoteado, sus zapatos negros, las bastillas de sus pantalones obscuros.
¡Traigan la botella de pisco para empezar la fiesta!
Vuelven tus verdugos y todo se repite.
Los golpes, las tocaciones, las risotadas. Los comentarios procaces.
¡Sabis cabrita si no cooperai esto va a ser peor! Hasta ahora te estabai salvando de la corriente. (ALARIDO)

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